Ayer como otro cualquier día más, estaba yo en la trinchera hasta las rodillas impregnadas en el barrizal, esperando la ansiada Orden de nuestro mando Capitán. “disparar.” “disparar.” “disparar.”
Amanecía poco a poco con niebla, sombras, silencios, murmullos, voces y la Orden: “disparar.”
Se que Hubo momentos de Rendirme y abandonar.
Estaba decidido, a dejarlo, salir arrastrándome del agujero, despojarme del fusil, de la munición, del uniforme, las pesadas botas llenas de barro y todo lo demás,
caminar sin rumbo al encuentro de un momento de paz.
Estaba a punto de escaparme,
dejarlo, negarme, desertar, pues ya me he quedado solo, mis compañeros de
trincheras ya hace tiempo que se fueron, renegando por que ya no quieren luchar más.
Pero esta mañana de niebla, sombras, silencios, murmullos, voces y la Orden: “disparar.”
se acercó y puso sus manos en mis hombros y acariciando con suavidad exclamó, "Yo confío en este Guerreo",
“este es el mejor Soldado que tenemos, el que siempre estará luchando y nunca nos abandonará”.
A sus órdenes mi Capitán.
sin novedad en el frente
Y mi Capitán me preguntó
Soldado, ¿sabes por qué luchas?
Tú eras primero campesino,
Trabajabas la dura tierra
Cuando todavía eras niño.
Tus espaldas conocen bien
La lluvia, el viento y el sol.
Tienes las sienes horadadas
Por las agujas del sudor.
Más tarde vientos de aventura
Te llevaron a la ciudad.
Allí, la fábrica, el frío, el hambre
Y la terrible soledad.
Toda tu vida trabajando,
Comiendo tarde, mal y nunca.
Y ahora la guerra…
camarada.
camarada.
Soldado, ¿sabes por qué luchas?
Por la tierra que tú labraste;
Y la fábrica en que trabajaste;
Por el pan que te regatearon;
Y la instrucción que te negaron;
Por una vida mejor para los tuyos
Y para ti mismo, ¡Quién sabe!;
Porque los hombres cuando nazcan
Tengan un mundo propio, como el ave,
Como la estrella y el gusano;
Por la luz y por la verdad.
Camarada soldado, luchas
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